Discurso de Posesión del nuevo Hermano Mayor.




Discurso de NHD Jaime Calderón Rovira tras la jura y toma de posesión como Hermano Mayor de nuestra Archicofradía:

"Dios tiene un gran sentido del humor. A veces, incluso algo ácido, podríamos decir. Porque hoy, en esta Toma de Posesión, viene a cumplirse aquello de que Dios escribe derecho con renglones torcidos. Sí, déjenme explicarme: muchos consideran, equivocados en lo fundamental, que las cofradías son una especie de club de folclore religioso donde no hay demasiada hondura espiritual... y pensándolo bien, a veces, puede parecerlo. Pero permítanme explicarle cómo este grupo de valientes que tengo el honor de presidir, claman como la voz en el desierto. Sí, en el desierto de nuestra sociedad secularizada, de las iglesias vacías por tantas causas y de un verdadero (y no siempre agradable) testimonio de fe en un momento en el que el martirio no lo dan el fuego, los leones o la cruz sino la indiferencia, la mofa y el más absoluto de los ostracismos. En estas condiciones, doce personas de diferentes edades y procedencias, como doce nuevos apóstoles de esta era posmoderna, hemos dado el paso de seguir al Maestro en el trabajo callado y no siempre agradecido, en las horas dedicadas a la cofradía y, muchas veces, en la incomprensión de unos y otros. Por eso digo que Dios escribe derecho con renglones torcidos, porque después de todo lo vivido, vuelve a brindarme la oportunidad de dar cumplimiento a mi vocación más personal: la santificación por medio de mis hermanos; vivir lo que antes llamaban camino de perfección en el día a día, en el trabajo constante y en la devoción, esta devoción, que nos nace de las entrañas y en ellas anida desde nuestra más tierna infancia. Por eso hoy, al haber jurado nuestros oficios, renovamos un compromiso de años que tiene su eco en aquel Fiat que dio María al plan del Señor: que se haga en nosotros según Su Palabra y, aunque seamos siervos inútiles -como escribió el profeta en cuya festividad se firmó el decreto-, demos fruto para mayor gloria de Dios y de Su Madre, que es la nuestra, para así alcanzar el mayor beneficio de todos cuantos nos rodean y necesitan de una institución tricentenaria como esta Archicofradía que, hoy más que nunca, es una herramienta fundamental para llevar la buena noticia de Jesús a todos aquellos que no lo conocen. Y es que hoy en día, hermanos, la tierra de misión es esta misma que pisamos, queremos y vivimos... porque no hay mayor periferia que la de la indiferencia, ni mayor reto que volver a evangelizar una tierra que en tiempos fuera cuna de santos y tumba de mártires.

En este día en el que juramos cumplir con el deber que, de forma particular, nos demanda la devoción que profesamos, la historia y la tradición que hemos heredado, me permito hablar en nombre de todos para dar gracias a Dios por el don de la fe que, de forma misteriosa, nos conduce en la vida e inspira nuestra labor en esta Hermandad bajo la atenta mirada de Nuestros Sagrados Titulares. A nuestro Director Espiritual, Manolo, que a lo largo de los años ha servido a esta iglesia y a su cofradía con dedicación y entrega, con el cariño que brota y crece con el paso de los años cuando se procura entender y servir a una realidad con una idiosincrasia tan marcada; a Ramón, con quién he tenido el honor de compartir tantos años de Junta, en los que he crecido como persona y como católico. Nuestra amistad demuestra que las diferentes sensibilidades de la Iglesia no sólo deben entenderse y respetarse, sino que han de colaborar por el bien común y los objetivos que inspiran nuestro esfuerzo como cofrades. También a todos los precedesores en el desempeño del oficio de Hermano Mayor de nuestra Archicofradía que hoy tengo el inmenso honor de asumir. A todos los miembros de esta candidatura, por su entrega a la Hermandad, su confianza y su apoyo en todo momento; me siento muy honrado de presidir un grupo humano tan fiel y entregado; tan comprometido con nuestra Archicofradía. No me cabe la menor duda de que, en los consensos y en los disensos, pondremos todos de nuestra parte para hacer cumplir nuestra máxima como cristianos: "Amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a ti mismo". También quiero agradecer el apoyo de todos los hermanos que depositaron su confianza en esta candidatura en el Cabildo de Elecciones; es una alegría indescriptible recibir el apoyo unánime de los hermanos de esta Archicofradía pero también una responsabilidad enorme que asumimos como un verdadero honor.

Quisiera finalizar esta intervención agradeciendo a mi familia, en especial a mis padres, el haberme dado el enorme regalo de la fe católica y con ella, la mejor herencia posible: la devoción a Nuestro Padre Jesús del Ecce-Homo y María Santísima de las Angustias... y a mi hermana Marta, porque por ella estos son los rostros que anhelamos contemplar en la gloria prometida desde 1992. A mis amigos, a los que no son de la Archicofradía y los que han terminado siéndolo después de hacer causa común del esplendor de nuestros cultos... No hay nada más emocionante que ver crecer la amistad y el amor en esta fraternidad que nos reúne en Cristo, que sabe mejor que nadie cómo ganarse los corazones. Y no quisiera finalizar estas palabras sin tener un especial recuerdo para todos los hermanos que ya no están entre nosotros: es imposible olvidar en un día como éste a mi querido Eloy Paramio, a Isidro Sánchez Brun, a Felipe Madrazo Wampersin, a Pepe Rivas y tantos otros hermanos que, con su esfuerzo, testimonio y dedicación, forjaron el legado que hoy recibimos con orgullo para, con nuestro trabajo constante, hacerlo crecer y entregarlo a las próximas generaciones que, sin duda, encontrarán en el manto de Nuestro Señor, el alcázar y el refugio de nuestras almas.

A todos vosotros, muchas gracias y que todo sea a mayor gloria de Dios y de la Santísima Virgen, Nuestra Señora de las Angustias."

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