Consagración al Inmaculado Corazón de María


Hoy, sábado posterior a la Solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús, la Iglesia celebra el Inmaculado Corazón de María como una devoción a la vida interior de la Bienaventurada Virgen María, sus gozos y tristezas, sus virtudes y su perfección y, sobre todo, su perfecta comunión con la Santísima Trinidad como Hija predilecta de Dios Padre, Madre amorosa de Dios Hijo y Esposa castísima de Dios Espíritu Santo. Esta devoción aparece reflejada en el Evangelio de San Lucas: María, por su parte, guardaba todas estas cosas, y las meditaba en su corazón. 

Consagración al Inmaculado Corazón de María

San Luis María Grignon de Montfort.

Yo, pecador infiel, renuevo y ratifico hoy en tus manos, Oh madre Inmaculada, los votos de mi bautismo. Renuncio a Satanás, a todas sus presunciones y a sus obras, y me entrego enteramente a Jesucristo, la Sabiduría Encarnada, para llevar mi cruz siguiendo sus pasos, todos los días de mi vida, y serle fiel de ahora en adelante.

En presencia de la Corte Celestial, te escojo en este día como mi Madre y Señora. Me consagro a tu Corazón Inmaculado y te entrego, como esclavo, mi cuerpo, mi mente y mi alma; todos mis bienes, tanto interiores como exteriores; y aún el mérito de todas mis buenas obras pasadas, presentes y futuras. Particularmente te consagro a mi familia, otorgándote todo el derecho de disponer de mí y de todo lo que me pertenece según sea de tu agrado, para la mayor gloria de Dios en el tiempo y la eternidad.


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