Hermanamientos


Introducción

Las hermandades de Jesús Nazareno, Columna y Ecce-Homo han desarrollado a lo largo de algo más de tres siglos uno de los casos más particulares de colaboración y vínculo fraterno entre las corporaciones penitenciales de nuestra ciudad. La misma palabra “cofradía” deriva del latín confraternitas que significa “hermandad”, por lo que podría parecer algo redundante hablar de cofradías hermanadas. Sin embargo, el caso que nos ocupa refleja de modo singular cómo los vínculos fraguados al calor de la piedad y la caridad fraterna traspasan los límites de la propia corporación para construir junto a otras un reflejo de la universalidad de la Iglesia. Aunque el origen de las cofradías hunde sus raíces en la Edad Media, es con el Concilio de Trento (1545-1563) cuando las cofradías reciben el impulso definitivo que configura su naturaleza hasta nuestros días. Durante esta época, la incipiente pujanza del puerto de Cádiz, promueve la aparición de las primeras hermandades, consolidándose paulatinamente como ejes vertebradores de la vida religiosa y civil. Así pues, del mismo modo que las instituciones y gremios se relacionaban y auxiliaban entre sí, las cofradías también entablaron vínculos con el fin de afrontar con mayor fuerza momentos de especial dificultad.

En este contexto, aparece la cofradía decana de este hermanamiento; la de Jesús Nazareno, fundada hacia 1594 en el convento de Nuestra Señora de los Remedios, de los padres franciscanos. Habría que esperar hasta la segunda mitad del siglo XVII para la fundación de la cofradía de la Columna (1660) en la entonces ermita de San Antonio y la del Ecce-Homo (1665) en el primitivo Hospital de Mujeres, situado en la actual Plaza del Palillero. Tres hermandades que surgen en ámbitos dispares; vinculada desde muy temprano a los escribanos en el caso del Nazareno, a la gente de la Armada y la Casa de Contratación en el de Columna y al colectivo de esclavos y libertos negros, pardos y mulatos como primera generación de la entonces cofradía del Ecce-Homo.

Los hermanamientos

El primer hermanamiento se produce entre la hermandad del Nazareno y la de Columna a finales del siglo XVII, siendo objeto de debate la fecha exacta del mismo. Mientras que Hipólito Sancho establece el inicio del vínculo en 1676, Enrique Hormigo, archivero de Columna, lo retrasa hasta 1677. En cualquier caso, Lorenzo Alonso de la Sierra afirma que la vinculación de Columna con el Nazareno viene desde tiempos fundacionales, quedando patente en 1693, al realizar conjuntamente la estación de penitencia. Es en la siguiente centuria cuando se produce el hermanamiento entre el Nazareno y el Ecce-Homo, en la Semana Santa de 1734. La cofradía, ya asentada en la Iglesia de la Conversión de San Pablo, hizo aquel año su estación de penitencia el Miércoles Santo, sorprendiéndole la lluvia a mitad de recorrido. Por ello, se vieron obligados a resguardarse en el convento de Santa María donde la hermandad del Nazareno los recibió con chocolate, bizcochos y dulces, permaneciendo hasta el Viernes Santo, cuando iniciaron la vuelta a su sede canónica con treinta velas blancas donadas por el Nazareno. Ambas corporaciones ratificarían esta asociación en 1765. El hermanamiento entre Ecce-Homo y Columna se produce en 1788, durante la estancia de la cofradía del Ecce-Homo en San Antonio, debido a la reforma neoclásica de la Iglesia de la Conversión de San Pablo bajo la dirección de Torcuato Benjumeda. De este modo quedaban hermanadas las tres corporaciones.




El siglo XIX estará fuertemente marcado por la inestabilidad política así como por la irregularidad de los cultos que podían organizar las tres cofradías, intensificándose el préstamo de enseres y las salidas conjuntas. En los prolegómenos de la Guerra de Independencia, en 1808, se produce la primera salida de las tres corporaciones, circunstancia que se repetirá en 1864, esta vez junto a la hermandad del Descendimiento. El préstamo de enseres será un hecho habitual entre las tres cofradías durante esta centuria, produciéndose la cesión de túnicas por parte del Ecce-Homo para el cortejo de Columna y Nazareno en 1848. En 1868 será el Ecce-Homo quien saque cuatro faroles de Columna, que también cedió a la corporación de San Pablo la mesa y paso de María Santísima de las Lágrimas para la salida procesional de 1878. Debido a este préstamo, el Señor de Columna se integró en el cortejo del Ecce-Homo, siendo custodiado por una representación de su cofradía vestida de traje. Este mismo año las tres cofradías ratifican su hermanamiento, siendo tan estrecha la colaboración entre las hermandades que, en 1881, Columna y Ecce-Homo realizan en común cuatro faroles con vidrios pintados para ambos cortejos. La última salida conjunta de la centuria se produce en la Semana Santa de 1880. Dicha estación de penitencia fue ensombrecida por la tragedia, debido al derrumbe de un balcón al paso de la comitiva. Se produjeron catorce heridos, de los cuales una mujer embarazada de nueve meses, tras perder al hijo que estaba esperando, falleció a consecuencia de las hemorragias. La cofradía del Nazareno corrió con los gastos del entierro.


Durante el primer tercio del XX, Ecce-Homo y Columna realizan juntos estación de penitencia en 1908, 1911 y 1927, esta última ocasión en la tarde del Miércoles Santo. Sin embargo, no sólo en los cultos externos era costumbre la presencia de una representación de cada cofradía hermanada, sino que también acudían a los cultos internos con especial consideración en el protocolo de invitados. Y es que el vínculo de las tres corporaciones no sólo se limitaba al socorro mutuo en los previos de la Semana Santa; era habitual que las familias destacadas de la ciudad estuvieran en la nómina de las cofradías hermanadas. En el caso de la familia del Toro, constituyó un nexo de unión entre las hermandades de Ecce-Homo y Nazareno. Don Enrique del Toro (1851-1895), quien fuese alcalde de Cádiz y Vice-Prioste del Nazareno, era hermano de Don Cayetano del Toro (1842-1915) que además de alcalde de la ciudad, fue Vice-Prioste del Nazareno y del Ecce-Homo, hermandad a la que pertenecieron sus hermanas e hijos.

Un nuevo hermanamiento

En 2019 los Cabildos de Hermanos de nuestra Archicofradía y la del Descendimiento acordaron por unanimidad el hermanamiento entre ambas corporaciones. Dicho gesto de fraternidad respondía no sólo a las excelentes relaciones habidas entre las dos Hermandades, sino a una larga historia en común. Fundadas en el siglo XVII, ambas cofradías se reorganizan en la década de los 40 del siglo XIX tras años de crisis; Ecce-Homo 1840 y en 1848 lo logra Descendimiento. De hecho, es en 1848 cuando nuestra Archicofradía conserva la primera invitación a los cultos de Descendimiento tras su reorganización. La relación e invitaciones entre ambas se han sucedido sin casi interrupción hasta nuestros días. 


En el año de 1864, nuestra Archicofradía pasaba por unos años de crisis interna y no podía costear la salida procesional. La Junta de Gobierno del Descendimiento ofrece a nuestra Hermandad que el paso de Nuestro Padre Jesús del Ecce-Homo junto con una sección de hermanos con las túnicas de la hermandad, saliera dentro del cortejo del Descendimiento en la tarde del Viernes Santo. A dicho cortejo se unirían el paso de Jesús Nazareno y del Señor de la Columna, ambas corporaciones hermanadas con Ecce-Homo. Así el 29 de Marzo de 1864 se deja en acta lo siguiente: “El Sr. Prioste, Sr. Gallardo y el infrascripto entregamos con toda solemnidad el paso de Jesús del Ecce-Homo a la Cofradía del Señor del Descendimiento, que traía desde la parroquia de San Antonio a Jesús de la Columna y Señor de los Milagros, recibiendo a la once y media de la noche, en la misma forma sin haber tenido desmejora alguna y para que conste certifico. P.O. Firmado Juan B. Chape. Secretario”

Altar de la cofradía del Descendimiento
durante su estancia en la Iglesia de la Conversión de San Pablo.


Ambas hermandades que tienen el título Real otorgado por la Reina Isabel II, siendo patrona de ambas corporaciones; Ecce-Homo en 1849 y Descendimiento en 1864, poco antes del exilio de la monarca. En cuanto a sus hermanos encontramos a varios que no solo pertenecían a las dos entidades, sino que además eran personas que llegaron a formar parte de las Juntas de Gobierno de ambas cofradías, ejemplos de ellos son, la saga política de los Lemos, Don José María de Lemos y Grosso, fiscal de la hermandad del Descendimiento desde su restauración en el siglo XIX y hermano de la Archicofradía del Ecce-Homo hasta su muerte, llegando su hijo Don José María de Lemos y Herreros a ser también fiscal pero del Ecce-Homo y hermano a su vez del Descendimiento. Don Enrique Pastrana, burgués gaditano propietario de comercio y cerería, hermano de ambas, llegó a ocupar cargos en las dos Juntas de Gobierno en fiscalía y mayordomía primero en la década de los 60 en Descendimiento y desde los años 70 hasta su muerte en la Archicofradía de Ecce-Homo. En 1877, la Hermandad del Descendimiento invita a la Archicofradía del Ecce-Homo a participar de su cortejo procesional. Estas invitaciones se suceden en ambas direcciones como demuestra la salida del año 1894 donde los cuatro pasos de la Archicofradía son acompañados por las secciones de hermanos penitentes e insignias del Nazareno como era habitual y también del Descendimiento.

Besamanos de Nuestra Señora de los Dolores de la cofradía del Descendimiento
en la Iglesia de la Conversión de San Pablo.

Las relaciones de Descendimiento con Ecce-Homo tras su establecimiento a la Parroquia de San Lorenzo Mártir, se reforzarían todavía más en el período comprendido entre 1987 a 1992, durante el cual la corporación del Viernes Santo residió en la Iglesia de la Conversión de San Pablo mientras que su sede canónica se encontraba en obras. Durante estos años, los Titulares, los hermanos y su Junta de Gobierno compartieron el día a día con los hermanos de la Archicofradía del Ecce-Homo, estando al frente de ella durante esos años Don Francisco Arenas y Don José Manuel Suarez Rubio. En San Pablo se produciría una intensa convivencia en Eucaristías, montajes de cultos, Vía-Crucis, Rosarios; colaborando las dos hermandades en todo y forjando un vínculo especial. Así, desde hace años hasta la actualidad ambas corporaciones mantienen una estrecha relación que se ve reflejada en la asistencia mutua a los cultos internos y externos y la colaboración en proyectos de caridad y formación.

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