El manto isabelino



El conocido como Manto isabelino es uno de las consecuencias  de la reorganización de la Archicofradía en 1840. Los hermanos impulsores de este resurgimiento, acometen todo tipo de actuaciones y mejoras dentro de la Hermandad con el fin de revitalizar el culto a Nuestros Sagrados Titulares, adquiriendo todo lo necesario para llevarlo a cabo con esplendor y solemnidad. Uno de los proyectos más importantes de este período fue dotar al Señor de un manto o clámide, elemento iconográfico fundamental en el Ecce-Homo gaditano desde los tiempos fundacionales: “Item tiene puesta la imagen del Santísimo Cristo del Ecce-Homo una púrpura de carmesí y una toalla, con la que está ceñido, de olan con puntas grandes, con potencias y caña de plata”. La Junta de Gobierno resultante de aquella reorganización estaba compuesta en el año 1842 por:
  • Prioste: Sr. José María Jordán.
  • Director Espiritual: D. Domingo González Villanueva.
  • Mayordomos: 1º Sr. Valdés y 2º Sr. Cózar.
  • Fiscales: 1º Sr. Laffite y 2º Bustamante.
  • Tesoreros: 1º Sr. Lomo y 2º Sr. Iglesias.
  • Secretarios: 1º Sr. Ceballos y 2º Sr. Rabina.
  • Contador: Sr. Chape.
  • Custodios: Sres. Ugarte y Bonrostro.
  • Adjuntos: Sres. Flores, Elizalde, Romero, Álvarez, Hidalgo, Rosi, Valcárcel, Novilla, Morquecho, Viladomar, y otros.

José María Jordán era uno de los hermanos con mayor antigüedad. Descendiente de una de las familias de Cargadores de Indias que ingresaron a mitad del siglo XVIII en la hermandad, entre sus antepasados se encontraba Antonio Domingo Jordán, el cual costeó el Altar Mayor, pagando no sólo el diseño, los mármoles italianos y la mano de obra, sino también el traslado y montaje desde Génova. José María Jordán, comerciante de profesión y consignatario de buques, dona en diciembre de 1842 todo el terciopelo necesario para la elaboración del nuevo manto para Nuestro Padre Jesús del Ecce-Homo. Los materiales empleados para la confección de la pieza fueron adquiridos en la Cordonería y Pasamanería "Manuel Fernández Cala" en la calle Aranda nº 5, y en la Cordonería y Galonería "Quijano y Molina" situada en la confluencia entre calle Verónica, Aranda y Ancha, junto a la Iglesia de la Conversión de San Pablo. Los materiales empleados para la confección del manto fueron hilo briscado de oro fino de varias medidas; lentejuelas, cordoncillo, canutillo, espigas, mingos, hojuelas rizadas, cordón y bordados de oro fino, canutillo, fleco de seda y oro fino, madejas de seda, hilo rizo, pliego de papel de seda y muselina.


En mayo de 1843 se elige una nueva Junta de Oficiales presidida por Juan Valdés que, reunida el 1 de octubre de aquel año, propone adelantar todo el dinero para el bordado del manto del Señor, y posteriormente la hermandad, a través de donativos y otros ingresos gestionados por una comisión nombrada para ello, fuera pagando poco a poco el importe. El manto se estrena en l
a Semana Santa de 1844 donde la Archicofradía sale en procesión el 3 de Abril, Martes Santo. En el libro de cuentas de la Archicofradía del día 15 de abril de 1844 se detalla que el coste del manto asciende a 10.000 reales de vellón, costando el fleco del mismo 765 reales de vellón. En reuniones posteriores de la Junta de Oficiales, vemos que el importe restante es asumido por los miembros de la comisión nombrada para la recogida de donativos para el manto. Los miembros de la citada comisión eran, Juan Valdés Prioste, D. Francisco Menéndez Mayordomo 1ºJosé San Román Mayordomo 2º, Ángel Sáenz Lomo, Tesorero y Francisco Gallardo, Adjunto. 


La primera restauración del manto aparece registrada en el archivo de la Archicofradía en 1866. Esta es llevada a cabo gracias a D. Benito Ruiz Gil, nuevo Director Espiritual de la Archicofradía, que costea nuevos y ricos bordado en oro fino, teniendo la ayuda del D. Juan Urrialde, a la sazón Mayordomo de la Archicofradía, que costea su “lavado”, es decir, la limpieza en seco. La siguiente restauración de la que se tiene constancia es del año 1893 tras el agua caída sobre el manto en la Semana Santa de ese mismo año. Tras la salida se decide en sesión de Junta de Gobierno la restauración de "Manto del Titular" y se acuerda hacer una colecta entre los hermanos para poder llevarlo a cabo. Durante el mes de mayo y junio lo donativos son entregrados, destacando por su generosidad el de Don Cayetano del Toro y Quartiellers.Con el estreno del manto de salida donado por la Viuda de Yraola en 1913, también conocido como el Manto Yraola, el isabelino queda relegado a un uso interno. 

Detalle de la greca perimetral del manto isabelino. 

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